Carmina, quien ha
vivido en Phoenix por mucho tiempo y está casada con un ciudadano Americano uso
la identificación de una amiga para entrar a trabajar en un restaurante KFC. En
Agosto la migra la arresto por trabajar con “documentos falsos” pero después la
soltaron y no tuvo más contacto con las autoridades. Sin embargo, el primero de
abril la policía fue a su casa y la arrestaron. Ella justo había terminado 8
meses de quimioterapia para cáncer del seno y todavía estaba bastante enferma,
esperando una cirugía para remover el tumor. Ella fue dada un cargo de felonía “clase
cuatro” que podría significar deportación, pero aun mas, si ella se declaraba
culpable, ya seria inelegible para cambiar su estatus en el caso de una reforma
inmigratoria.
Mis amigos Kit y
Ian, llamaron a muchos pastores evangelicos pidiendonos que oraramos por la
libertad de Carmina y que firmaramos una carta escrita al abogado del condado,
Bill Montgomery, quien ya se había declarado a favor de una reforma
inmigratoria. (Divulgacion completa: tengo tres feligreses que trabajan en la
oficina de Mr. Montgomery). Nuestra carta era una petición humilde de que
Carmina fuera puesto en libertad por razones humanitarias para poder continuar con
su tratamiento para cáncer.
Al principio, el
Sr. Montgomery, se rehusó diciendo que no podía quitar sus cargos bajo las
leyes actuales. Cuando escuchamos esto, incrementamos nuestras oraciones,
pidiendo por un milagro y estábamos listos para movilizarnos por Carmina.
Pero, sorprendentemente,
del nada, Sr. Montgomery, llamo al abogado de Carmina, con quien él había tenido
bastante tensión, y ofreció reducir sus cargos para que Carmina podría salir
de la cárcel. El abogado de Carmina humildemente le dio gracias al Sr.
Montgomery y, en vez de hacer una conferencia de prensa clamando por la
libertad de Carmina, los pastores locales y otros líderes comunitarios pudieron
usar la oportunidad para agradecer al Sr. Montgomery y de expresarle el deseo
de desarrollar una relación más profunda para poder trabajar juntos en el
futuro.
Qué bonito que
todo esto sucedió durante Semana Santa, una semana en la cual Cristianos
recuerdan la última semana de la vida de Jesús, una semana en la cual el experimento
injusticia, traición, y una muerte cruel. La esperanza de que el quizás seria “el
que redimiera a Israel” (Lucas 24:20) se perdió y los discípulos corrieron, escondiéndose
de miedo.
Para muchos de nosotros
la posibilidad de una reforma inmigratoria en un futuro cercano parece una
imposibilidad tan grande que muchos han perdido la esperanza. Muchas veces he
sentido la tentación de darme por vencido y de decir: “¡Esto es imposible!” Sin
embargo, la semana pasada, vimos un ejemplo de lo que puede suceder cuando el
pueblo de Dios se une en oración y dan testimonio del amor de Jesús quien fue
crucificado y quien resucito de entre los muertos. Cuando lo hicimos vimos compasión,
reconciliación y libertad. Las complejidades de reformar nuestras leyes
inmigratorias todavía existen, sin embargo, hoy me encuentro lleno de un gozo
que es el resultado de haberme encontrado con Cristo vivo y resucitado. Demos
gracias a Dios por Carmina, sus amigos, su familia y los abogaron por ella.
Demos gracias a Dios por Bill Montgomery y su voluntad de arriesgarse ser
compasivo. Y más aun, demos gracias a
Dios mismo porque Jesús murió y ha resucitado y podemos seguir orando y dando
testimonio sabiendo que todo es posible.
Rv. Chris Schutte
Rector, Christ Church Anglican, Phoenix
Miebro del equipo
de trabajo de la iniciativa Anglicana Para Inmigrantes (Anglican Immigrant
Initiative Taskforce)
Para un reportaje
de esta historia véase: